El dulce sabor del chisme

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Los políticos negociantes pescan en río revuelto, calmo o seco, y siempre llegan a la orilla con las manos llenas.

Nuestro país es tan imprevisible como desorganizado, por momentos ininteligible incluso para quien no ha vivido en lugar distinto. Resulta que completamos dos semanas de racionamiento de agua, medida necesaria en un escenario de pocas lluvias y altas temperaturas, pero gracias al periodismo –en esta oportunidad, por CM&– conocimos que la crisis había sido anunciada por la Empresa de Acueducto meses atrás en un comité técnico con presencia de variadas instituciones del orden distrital, sin que ello fuera del interés de la entonces alcaldesa, Claudia López, de sus secretarios de despacho ni de sus sucesores. Aún se desconoce si lo expresado en dicha oportunidad fue informado por parte del gabinete saliente al entrante, pero lo cierto es que los funcionarios “técnicos” estaban enterados de la situación, de su urgencia y de las serias implicaciones que tendría para el abastecimiento de agua en la ciudad.

Sin embargo, el alcalde “técnico”, a quien se le ve cansado desde la primera hora de la mañana, no hizo nada hasta que avistó el fondo del embalse San Rafael, cuando ya era tarde y dependíamos –aún lo hacemos– de la voluntad del clima. Hoy llueve en buena parte del país y con ello se recuperan la capacidad de los embalses, pero el problema está lejos de desaparecer porque, como bien lo expresó la ministra de ambiente, “la emergencia climática ya está aquí” y su mitigación precisa de cambios sustanciales, de fondo y de forma, en nuestros estilos de vida.

Como nuestra desgracia es obstinada e infinita, en lugar de proponer estas transformaciones –que son sociales, pero también de ordenamiento territorial; lucha contra la pobreza; transportes y consumo, por mencionar algunas manifestaciones– nuestros negociantes convertidos en políticos pescan ya no en río revuelto sino en río seco y proponen, entre otras barbaridades, sustraer zonas de reserva para contar con nuevos embalses, que estarán tan librados a la suerte de las lluvias como los antiguos. En esta nueva empresa, avanzada por un par de exalcaldes y otros tantos concejales consentidos de los gremios, no es de extrañar que estén involucrados unos cuantos viejos conocidos que se han hecho ricos con los recursos naturales y la provisión de servicios públicos adjudicados por sus financiados.

Cambiando de chisme, nos enteramos de una demanda que presentó el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo –organización que preside la abogada Yessika Hoyos– solicitando la pérdida de investidura de tres congresistas por haber recibido dulces apoyos en campaña, y luego participado y votado en proyectos que afectaban los intereses de sus golosos patrocinadores. Los tres legisladores, cuyos nombres son poco conocidos para la ciudadanía, son Carlos Abraham Jiménez (senador de Cambio Radical), Carolina Arbeláez (pupila de Germán Vargas Lleras y vocera de Cambio Radical en la Cámara) y Jairo Humberto Cristo (¿a que no imaginan de qué partido? ¡Acertaron!: Cambio Radical), quienes por lo visto no se han leído la Ley Quinta, norma en la que se encuentra meridiano que lo que hicieron no está permitido. Por su precisión y claridad recomendamos escuchar a la doctora Hoyos en conversación con Daniel Coronell, a la que pueden acceder dando clic acá.

Hasta la próxima semana, si es que no se ha acabado la luz con que cargan el dispositivo en el que nos leen.

Adenda: sin agua y sin luz, siempre será una dicha encontrarnos con nuestros perros aunque sucios y apenas distinguibles en la oscuridad. Porque lo volvimos a ver esta semana en una librería y aprovechando el apetito de libros por la feria, nos permitimos recomendar la lectura de “Historias humanas de perros y gatos”, una obra llena de ternura firmada por Gustavo Castro Caycedo y en la que se relata, entre otras, la vida de nuestra perrita Chiqui, quien nos acompañó por más de quince años y que en ese tiempo nos entendió mejor que nosotros mismos.

Adenda dos: después de ver este video de la marcha antipetrista del pasado domingo se pregunta uno, ¿cómo es que se puede ser tan ignorante y aún así tener el impulso de salir en día de descanso, con una lluvia incesante y el característico frío de la mañana bogotana, a espetar barbaridades y, peor aún, dejar registro de ellas para ser distribuidas por internet?


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